El buen tiempo y los turistas hicieron florecer ayer, en el puerto de Barcelona, el negocio del top manta, con una intensidad tal que parecía un día de verano. Unos 50 vendedores exhibían sus artículos sobre el asfalto del Port Vell cuando, sin previo aviso y poco antes de las cinco de la tarde, fueron sorprendidos por la policía. Agentes antidisturbios abandonaron las furgonetas y, como un rayo, atraparon a algunos de los vendedores de origen subsahariano y requisaron sus productos. Durante la operación, los inmigrantes fueron identificados. Algunos pagaron una multa por venta ambulante y otros fueron trasladados en vehículos
policiales.
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